miércoles, 18 de diciembre de 2013

Vuelta por Casa Museo en Mijas Pueblo

Vamos a dar un paseo por la "Casa Museo" para ver algunos aspectos importantes de la historia agrícola en Mijas

 ACEITE EN MIJAS
El proceso de elaboración del aceite comienza con la recogida de la aceituna, es un trabajo artesanal, al aire libre en época fría de Noviembre a Febrero. En olivares pequeños, es la propia familia quien realiza el trabajo, en extensiones mas grandes se trabajaba a jornal. Desde muy antiguo a sido una labor que han realizado las mujeres.
Una vez recogidas las aceitunas, se trasladaban a los molinos.
Se exponen dos tipos de molinos de aceite, uno de ellos es de los denominados de sangre, se llamaban así los molinos cuyas piedras eran movidas por tracción animal o humana, era el sistema más utilizado en el siglo XVI. La piedra del otro molino era movida mediante un sistema de poleas con energía mecánica, a principios del siglo XX.




 EL HORNO DE CAMPO
El horno de campo es de poca capacidad, consta de una bóveda de tierra y piedras. En la parte frontal, aproximadamente a un metro del suelo, esta la puerta, que se cubre con un trozo de madera forrada de chapa. en estos hornos domésticos, el pan era elaborado por la familia, cada 8 o 10 días como una tarea más y amasando a mano. 




  LA MIEL
El hombre a recolectado miel de los nidos de abejas desde hace muchos siglos. El testimonio mas antiguo es una pintura rupestre en una cueva en España, que data de unos 9.000 años, y en la que se ve una figura humana que está cosechando miel de un nido. Posteriormente se inventó la colmena para que en ella las abejas pudieran producir miel.




 LA CAL
La cal se obtiene tras calentar por encima de los 820 grados la piedra caliza, con lo que se expulsa de ella el ácido carbónico y la humedad. El sistema utilizado desde hace siglos y que aún hoy se mantiene es el horno de cal, conocido en Mijas como "calera". La actividad económica se basaba en la venta de la cal para la construcción y el encalado de las casas.




APEROS DE LABRANZA
Poco han evolucionado las herramientas manuales con las que se trabajaba el campo mijeño desde hace siglos hasta ahora, las que aquí se exponen son casi de las mismas características que aquellas que utilizó la población musulmana, y posteriormente los cristianos que vinieron a repoblar estas tierras. De estudios hechos sobre inventarios de vecinos de la Villa del siglo XVI, se deduce que los útiles de trabajo eran pocos y sencillos, entre otros: el arado, la azada, las palas, la horca, la rastrilleja, la hoz, la almocafre, la hacha y el hocino.





Saludos con el "símbolo" mijeño, "El Burro".

miércoles, 11 de diciembre de 2013

PAPELERAS EN MIJAS (parte 3)

EMPLAZAMIENTO Y VÍAS DE COMUNICACIÓN
El núcleo urbano de Mijas se encuentra a 428 m de altitud sobre el nivel del mar y recostado
sobre la falda de la sierra que lleva su nombre, o el de Blanca, junto a la llamada Bermeja, y
que alcanza en sus cotas más altas los 1.150 m. Sus tierras estaban bañadas por innumerables arroyos, siendo los ríos Ojén y Las Pasadas los que, unidos para formar el Fuengirola, convierten sus tierras en un fértil valle.
El entorno geográfico donde se encontraban emplazados los primeros molinos nazaríes respondía a las condiciones ideales para su funcionamiento, luego se irá agregando el resto de los molinos harineros, de aceite, hasta la instalación de los primeros batanes de papel en el enclave ideal que fue Osunilla.
Uno de los requisitos para lograr un buen desarrollo y sobre todo la distribución de la producción, en esos años, era la localización de los molinos cercanos a la ciudad y sobre todo y, en este caso, a su puerto. Mijas enviaba casi todos sus productos desde Fuengirola por el mar, aunque también tenía una buena comunicación terrestre que se usaba alternativamente para los pueblos vecinos y del interior. Éstos caminos eran de herradura.
La red de comunicaciones partiendo de Málaga y siguiendo el litoral se hacía por el camino real que conducía a Marbella por el oeste.
Por razones de seguridad, se despegaba bastante del litoral pasando por Benalmádena y Mijas, situación que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XVIII, descendiendo a la costa a la
altura de Fuengirola siendo esta ruta segunda en importancia. El camino de más importancia
era el que unía la capital con la ciudad de Granada y que pasaba por Vélez Málaga, Zafarraya y Alhama.
El trayecto en carruaje o a caballo desde Málaga hasta Arroyo de la Miel se hacía en cuatro horas, y a Mijas en cinco o seis según las estaciones.




SALARIOS Y TAREAS
El artesano papelero, grupo social claramente definido, aparece constituido  fundamentalmente por antiguos maestros que entrarán en la ruina a medida que las nuevas técnicas de producción, y la consiguiente legislación laboral se vayan extendiendo a lo largo del siglo XIX, ante lo que tendrán que plantearse su actuación futura: seguir como artesanos o bien adecuarse al nuevo sistema de producción.
Aunque éstos se distinguen de los obreros de otras manufacturas conservando una relativa
autonomía en la organización del trabajo, ya que dominan una especialización altamente
cualificada, por lo que no están íntegramente sometidos a una voluntad exterior.
Los maestros papeleros no son meros ejecutantes; pese a su situación limitada intervienen
en la producción y la venta de su producto quedando comprometidos en una estructura económico-social muy particular.
Los salarios obreros no cualificados se sitúan en Málaga en 6 reales, cantidad inferior a la de cualquier jornalero. Los jornales malagueños en este periodo oscilaban entre los 8 y los 14 reales diarios correspondiendo la más alta remuneración a carpinteros, panaderos y albañiles, y los más bajos al hortelano y jornalero de fábrica en 8 a 9 reales diarios, y entre 10 y 12 a los diferentes oficios entre los que, como veremos, se encuentran los oficiales papeleros.
Se mantiene la diferencia entre los salarios masculinos y femeninos oscilando éstos entre la mitad o un tercio menos del valor que el de los hombres: alrededor de los 4 ó 5 reales en actividades industriales, siendo, por otra parte, verdaderos salarios de hambre los de la numerosa población de trabajadores infantiles.

LA MANO DE OBRA FEMENINA E INFANTIL EN LA FABRICACIÓN DEL PAPEL
Las mujeres y los niños que trabajaban en los batanes mijeños representaban, del total de los obreros, el 31 % las mujeres, y el 30 % los niños, pero estos cálculos corresponden sólo a la información de los padrones municipales, que nos dan personal aproximado para once batanes con una tina y un cálculo de ocho operarios para cada uno. Durante el gran auge productivo de los molinos de papel de la provincia que estaban en la costa de Málaga, el empleo femenino era muy superior, y en cuanto a Málaga el grueso de la mano de obra se encontraba en Mijas con una proporción de este personal también superior con un 44% el femenino y 11% el infantil. Durante el gran auge productivo de los molinos de papel de la provincia que estaban en la costa de Málaga, el empleo femenino era muy superior, y en cuanto a Málaga el grueso de la mano de obra se encontraba en Mijas con una proporción de este personal también superior con un 44% el femenino y 11% el infantil.
El empleo de mano de obra de mujeres y niños en la fabricación papelera viene, prácticamente desde sus orígenes. Ya en el siglo XVI la mujer era una fuerza laboral no contada, no sólo en las tareas domésticas, sino en otras actividades económicas, aunque los documentos apenas recogen noticias directamente sobre ellas.
Los niños estaban en calidad de aprendices durante cuatro o seis años y luego eran examinados por una comisión de expertos para acceder al rango de oficiales y maestros del arte de hacer papel, y así poder gozar de la retribución económica a su nueva responsabilidad. Se cumplían grandes formalidades en la admisión de los aprendices.
Es obvio hablar de los abusos que se cometían, motivo por el que se eliminó a principios del siglo XX este sistema de producción. Se asignaba el jornal a los trabajadores, y la proporción de las 3 pesetas pagadas a los hombres, descendía a 6 reales para las mujeres; el 50 % menos. No se contemplaban las horas extras trabajadas y los aprendices no recibían salario durante los tres años que duraba el aprendizaje solamente se les daba la comida y se les proveía de la cama en el mismo molino.
Al pasar a ser ayudantes de máquinas o cilindros recibían una semana de sueldo de ayudante como recompensa por haber ascendido de aprendizaje.
La fabricación de libritos de papel de fumar también utilizó a mujeres y mayoritariamente a niñas de 10 a 12 años, a las que le resultaba más fácil y rápida la manipulación de las pequeñas hojitas.
En los batanes de Mijas los niños y las niñas eran oficialmente bataneros a partir de los 10 años, lo que no descarta, sino que afirma, que trabajaban ya antes de la edad en que se les empadronaba como bataneros, y sobre todo por ser los hijos de los encargados o propietarios del batán. La instrucción la hacía el padre o el maestro, aunque la madre o la mujer papelera de Mijas también pudo haber cumplido esta función de enseñar a sus hijos e hijas las tareas de la fabricación. No olvidemos que algunos molinos de papel de la costa tuvieron como propietarias-fabricantes a varias mujeres.
Por otra parte, debemos suponer que las exigencias de perfección en el de estraza no lo eran tanto. Podemos hacer el seguimiento de los bataneros mijeños durante más de medio siglo, que han transmitido los conocimientos de padres a hijos, aunque sin excluir en el aprendizaje a otros parientes.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

PAPELERAS EN MIJAS (parte 2)

EL PAPEL DE LECHOS
Uno de los más famosos productos agrícolas malagueños fue la pasa, que tuvo una gran demanda y generó un inmenso desarrollo, durante casi todo el siglo XIX en los batanes de  papel de la costa, y sobre todo en los de Mijas. La pasa es la uva disecada por la acción del sol. En Málaga se usó principalmente la moscatel, y también la larga. El sistema que se empleaba, y se emplea, en la provincia fue el de secado por el sol. La acción del aire y el sol  arrugan esta fruta, evaporando la parte acuosa que puede oponerse a su conservación y dejándola azucarada dentro de la película, que se pone flexible y suave. Estas se colocaban en los paseros, a los que se les construían toldos con lona o madera, que las preservaban de los efectos de la noche y en los días lluviosos. Este procedimiento, o sea, el natural, es el que ofrecía los mejores resultados y así las pasas de Málaga fueron consideradas irremplazables y adquirieron fama universal. Lamentablemente la filoxera de julio de 1878  batió la provincia de Málaga, y aceleró junto con otros factores la decadencia de la industria papelera. El tipo de papel que se utilizaba como soporte y envoltorio de la pasa era el llamado “papel de lechos” que fue el de mayor utilidad en la provincia, y que anunciaban y vendían,  parte de los fabricantes a pie de fábrica y en sus tiendas, los almacenistas de venta por mayor y menor de la ciudad. Los fabricantes catalanes Poch y Creixell, radicados con comercio e imprenta en Málaga, se refieren a esta suerte, como el “exquisito papel de lechos”.
Este papel se colocaba en el fondo del cajón, caja, o estuches llamados “catites” en sucesivas capas de papel, formando una cama, colchón o lecho, donde luego se disponían los racimos de pasas alternativamente, aunque había un formato generalizado en el que variaba la riqueza de su decoración.
Hoy queda una mínima expresión, pero suficiente para admirar e imaginarnos la riqueza
y variedad de los diseños que se produjeron19. La calidad del papel usado varió desde el de estraza, verjurados y como simple lecho, hasta los más finos blancos continuos en los envases litografiados de súper lujo.

FUERZA MOTRIZ
Los factores esenciales en la industria papelera eran el suministro de agua, las materias
primas y la posibilidad de contar con mano de obra especializada. Debemos saber que no bastaba que se encontrase en abundancia, sino que, además, debía reunir cualidades de limpieza y ricas en cal, como una condición primordial. Esta pureza condicionaba la blancura del papel, ya que si venía sucia, con tierra o tintes, sólo se podía utilizar para el papel de estraza, que por el contrario en este caso veía favorecida su calidad.
A partir de fines del siglo XVII y durante el XVIII y XIX se crean situaciones problemáticas
sobre la utilización del agua para el riego de tierras, y por lo tanto, hacer rentable los cultivos.
Algunos vecinos capitalizaban el privilegio de posibilitar el pasaje del agua, cobrando muchos
reales para el riego. Se aclara también que las aguas usadas en el molino sólo podían conducirlas luego a los otros hacendados para riego. Otra especulación fue privatizar el agua acaparándola en represas, creando por lo tanto muchas tensiones y llegándose a procesar a los especuladores. Sin embargo, el agua era abundante y permanente, incrementada al avanzar el siglo XIX con el descubrimiento de nuevos nacimientos y el aprovechamiento reglamentado por los alcaldes del agua de los cauces y remanentes según la importancia, y por lo tanto las necesidades por el aumento de la producción molinera, agrícola y sobre todo la papelera. En general, ante la solicitud de apertura de un batán, se hacía un estudio del potencial de las aguas y si el nuevo uso requerido no podía causar perjuicio “al común o a otros particulares” se autorizaba. En el partido de Osunilla donde se encontraban la mayoría de los molinos había sido, desde el principio, canalizado hasta éstos las aguas de los nacimientos llamados “las Pavitas” y “el Pantano”, cercano éste a la ermita de San Antón, llamado antiguamente “el de la fuente de Osunilla”.
Por lo tanto la abundancia en Mijas fue un factor muy importante ya que determinó la continuidad de la producción de las tinas en cantidad.

MATERIAS PRIMAS
El trapo había sido y era desde la edad media la materia única y por lo tanto imprescindible.
Siempre escasa para proveer y satisfacer la demanda de los molinos papeleros españoles que durante mucho tiempo carecerán de éstos porque se priorizó su exportación a Génova, el gran productor de papel sellado para la Corona. Precisamente esa escasez crónica, y agravada, además, a partir de la generalización del cilindro holandés, conducirá a Occidente en el siglo XVIII a imaginar sucedáneos vegetales hasta llegar a la madera, a mediados del XIX, precipitando su entrada en la era industrial. Según el Censo de 1799 se necesitaba para
elaborar una resma de papel sellado.
Reiteradas prohibiciones de la extracción del trapo por parte de los mercaderes y fabricantes extranjeros, y órdenes para que el recogido en las colonias fuese traído a la metrópoli, privilegios a ciertos fabricantes para poder reservarse el recogido de tal ciudad o región, hacían de estos raídos, usados y sucios restos de lino, algodón y cáñamo, un bien, más que preciado, absolutamente necesario para esta industria.
El trapo era la materia prima fundamental para la elaboración del papel como ya se ha repetido y su costo de vital importancia.
Los pequeños y recién creados batanes de la costa de Málaga a finales del XVIII y principios del XIX sufrieron la causa de esta inflación, aunque los trapos requeridos en la mayoría de los  batanes eran de calidad inferior, como reducido el consumo de cola, ya que el grueso de su producción fue el papel de estraza. De todas maneras, en este aspecto, la proximidad de las  energías de Arroyo de la Miel y Mijas y de la capital favorecía la compra de las carnazas, material para hacer la cola.


Choza de traperos a finales del siglo XIX en Mijas, Málaga

miércoles, 27 de noviembre de 2013

PAPELERAS EN MIJAS (parte 1)

LOS PRIMEROS BATANES PAPELEROS
        Los primeros batanes de papel de Mijas, según el primer registro documental encontrado, corresponden a la última década del siglo XVIII y eran propiedad de Francisco Saénz de Tejada. Por los términos del contrato de arrendamiento, éstos estaban activos como mínimo una década antes, o sea, a partir de 1790. La Real Cédula de Carlos III del 26 de octubre de 1780 concediendo diferentes gracias y franquicias para el fomento de todas las fábricas de papel de estos reinos, coincide con la creación de otros molinos de papel de la provincia.

        Los batanes eran alimentados por los nacimientos de ríos y arroyos que conducían sus aguas al cauz o canal, cayendo y presionando sobre una rueda que al golpearla hacia contrapeso poniendo en movimiento el árbol de transmisión. Éste transfería el movimiento a una serie de mazos de madera, que en sus extremos estaban herrados con diferentes clavos. Estos mazos batían dentro de unas pilas de piedra sobre una base metálica, hasta lograr un total y controlado desfibramiento de los trapos de lino y cáñamo, y otras materias útiles, oportunamente preparados, en un caldo o pasta de aspecto lechoso. La forma y la dimensión de los clavos de los mazos determinaban la consistencia de la pasta y en consecuencia el gramaje de la hoja de papel a formar o producir.

EL PROYECTO MIJEÑO
        El proyecto productivo mijeño estaba fundamentalmente basado en la fuerza del trabajo impulsado por el extraordinario desarrollo de la industria, el comercio y la demanda malagueña, compuesto de todos los aspectos materiales que pertenecen al proceso de producción: el tiempo, los materiales a emplear y demás fórmulas contractuales en donde la figura del maestro, que en la práctica gobierna el batán, oscilaba entre el hacedor de la manufactura y el autónomo agente comercial de su producto. 
Ésta consistía principalmente en el abastecimiento de la materia prima, controlar el régimen
de agua, con el componente meteorológico que incidía casi siempre en el producto final, y lo
más importante, la supeditación a la demanda y oferta, o sea, la venta del producto.

LA ESPECIALIZACIÓN PAPELERA MIJEÑA
        El grueso del papel que se producía en la costa se utilizaba principalmente en el empaquetado del limón, los pilones de azúcar, la especieria, las prensas de lana o seda, y principalmente en la pasa, los higos secos, entre otros muchos frutos y mercancías. Para imprenta, escritura y estampas, que a partir de mediados del siglo XIX fomentará la creación de fábricas de envases y el desarrollo de varios talleres litográficos que se ocuparán de imprimir los carteles, etiquetas y el famoso papel de lechos. 



martes, 22 de octubre de 2013

SITUACIÓN

Geográficamente, la mayoría del término corresponde a zona montañosa, con un desarrollo creciente en la costa y en las laderas de las sierras, a medida que se suavizan en su caída hacia el mar. Es atravesada por dos ríos: Río Las Pasadas y Río Ojén que unidos forman el Río Fuengirola. Mijas se compone de 3 núcleos: Mijas Pueblo (situado en la sierra), Las Lagunas (que es la zona más moderna)y La Cala de Mijas (zona costera).

domingo, 20 de octubre de 2013

INTRODUCCIÓN


Durante el siglo XIX Mijas vivía principalmente de la agricultura, manufactura y muy poco de la pesca, pero también de algunas explotaciones ganaderas y de la extracción de minerales gracias a la sierra.
Las viñas fueron la principal riqueza del campo de Mijas hasta de la plaga de la "filoxera" de 1880 destruyó todas las plantaciones.
También fue importante la producción de papel, ya que hay constancia de la existencia de un buen número de molinos, situados en la zona de Osunillas. a mediados de siglo es la época mas productiva de esta industria, ya que llegaron papeleras valencianas que crearon nuevos vínculos funcionales en torno a esta manufactura. el más popular fué el llamado "papel de lechos", de gran utilidad en la provincia de Málaga, ya que se utilizaba como envoltorio para las pasas., siendo así el punto económico mas importante de Mijas.